Volvió el Déficit Fiscal
Por Ramiro Castiñeira
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La semana pasada el Gobierno anunció que el resultado fiscal de Noviembre alcanzó un superávit primario de $2.802 millones, aunque sin considerar los ingresos provenientes del los DEG´s del FMI, el resultado fiscal arrojaría un déficit primario de $1.200 millones en el periodo.
Más aún, el deterioro de las cuentas públicas se duplicaría si tampoco se consideran los $1.100 millones mensuales provenientes de los aportes a las ex AFJP.
De igual forma, la comparación de los primeros 11 meses refleja que los ingresos totales del sector público se incrementaron un 13% respecto a igual periodo del año anterior. Aunque restando los ingresos provenientes de los DEG´s como de las ex AFJP, los ingresos fiscales sólo se habrían incrementado un 4,7% respecto de 2008, quedando en terreno positivo sólo por efecto de la inflación.
Demás está decir que difícilmente podía sostenerse el superávit fiscal en un año en que los ingresos fiscales caen ante una recesión económica local e internacional, sumado a una mala cosecha. Eso está fuera de discusión. De hecho, sería contraproducente sólo intentar hacerlo.
Pero vale advertir que el Gobierno perdió casi todo el superávit fiscal (de 3% del PBI en 2008), más por el incremento del gasto público que por los menores recursos tributarios. El incremento del Gasto público fue del 29% en el acumulado del año, magnitud que es casi el doble de la inflación estimada para el periodo.
Si bien puede entenderse como una política contracíclica para atenuar el deterioro del nivel de actividad, también lo es que este ritmo del gasto público no puede sostenerse en el tiempo. Algo que se torna preocupante cuando aun advirtiendo claras señales de rebote económico internacional y local, el gasto público en Noviembre creció al 37% interanual, magnitud muy por encima del promedio anual, dejando en evidencia que no detiene su empuje sobre el nivel de actividad.
Pese a que el Gobierno ya no dispone de recursos para asegurar el pago de la deuda pública en el tiempo con plena independencia de los mercados financieros, el escenario de default todavía no está en el horizonte dado que el Gobierno sólo necesita de 2,3% del PBI para el pago de intereses y capital en 2010 (neto de deuda intra sector público), de los cuales la mitad es en pesos y para el resto dispone de abultadas reservas.
Ahora bien, si el Gobierno no se establece como meta recuperar el superávit fiscal, la situación se encamina bien a financiarse con más deuda pública (tal como en los ´70 y los ´90), o bien a financiar al Estado con inflación, como en muchas décadas anteriores. Doscientos años de historia mostraron que en ambos casos nunca se termina bien.